octubre 12, 2010

Pedazos de Película: Fútbol (Parte 1)

Ahí está el jugador de fútbol amateur, ese jugador promedio de barrio, que anhela cada jugada con todo su talento, que se levanta pensando en el partido, que quiere demostrar que ese día hay cosas igual de importantes pero que sabe que no puede esperar más a que empiece el cotejo. Con sus medias largas, pantaloneta brillante, camiseta con cualquier numero atrás y alguna cosa parecida a unos guayos en sus pies empoderados, listo para salir a jugar, a meter un buen pase, a hacer un amague, a sacarse a dos, a hacer un ocho, a meter un gol y si acaso, a ganar.

El más cercano a lo profesional de sus partidos lo juega en una cancha de 11 contra 11, con porterías donde se pueden meter tiros libres con comba, definitivamente el templo del deporte más hermoso del mundo, no importa si es arenilla, grama o sintética, más perfecta si tiene un pedazo de tribuna, sea de 2 o 3 escaleras de cemento, madera o metal oxidado; ah pero eso sí con árbitro, y si tiene la suerte de haber llegado a una final, con jueces de línea inclusive. Nada que envidiarle al Camp Nou.

Bien parado en la posición que le corresponde, mirando el centro del terreno de juego esperando el pitazo inicial, pocos habrán en la tribuna, pero suficientes para imaginarse él mismo en tercera persona. Y aquí viene con toda nuestro querido futbolista amateur, que algunas veces cuenta con la suerte de salir a observarse dejando en su cuerpo el talento, otras veces se le merma, y algunas otras lo deja por completo sin talento; suena el pitazo pero sin entender bien que ya empezó, entonces recibe el primer pase, con absoluta dificultad como aprendiendo a jugar, intenta pasarla de nuevo con una pierna que ahora le pesa 100 Kilos pero el balón no avanza, el rival la coge, queda frente al arquero y gol. Tragedia absoluta.

La película se va, el jugador vuelve al cuerpo, descubre que la cagó y esconde sus labios sin morderlos mirando hacia abajo. Aún está en cámara lenta, algunos le gritan, otros le dan palmadas, el portero está en el piso, el delantero rival pasa al lado y ni lo mira, va de vuelta y ya cobró por ventanilla. En la tribuna se oye el clásico grito “¡tranquilo que el partido apenas acabó de empezar, faltan 90 minutos, vamos que se puede, vamos!” pero que va, el partido ya terminó para el jugador amateur, no importa a qué altura están las medias, ni el amarrado de los guayos.

2010