marzo 27, 2015

Donde existe Dios


Ya el planeta, a cada segundo, es una sola evidencia de consecuencias que, una tras otra, nos mantienen con vida. Algún poeta, uno no tan bueno, pero inspirado, podría decir vagamente que “nada está puesto al azar, somos un milagro divino, una creación poderosísima”.

Yo le diría a ese poeta que, lo realmente poderoso de esta creación, es que no hay ningún poder, ni nigún creador detrás. Que no existe intención alguna, que somos una casualidad. Que nos explica simplemente una distancia perfecta entre la Tierra y el Sol. Y que soles, hay millones por conocer.

Defender una de las dos posturas anteriores ha determinado, desde que existe el hombre, una lucha, a muerte, por la verdad. Ese desorganizado afán por encontrar la fuente del conocimiento nos ha mantenido, durante miles de años, como la única especie que razona en este particular planeta, pero que, aún así, no ha logrado ponerse de acuerdo. En cambio, nos hemos matado una y otra vez y, mientras haya vida, lo seguiremos haciendo, por cualquier motivo.

Traigo entonces una verdad absoluta, y a la vez, inútil.
Dios sí existe, pero solo en la Tierra.